PARTE III INVESTIGACIÓN MÁS APLICADA Y CERCANA AL PACIENTE
Tal y como compartí contigo en posts anteriores (Mis experiencias de laboratorio), tras dedicar parte de mi carrera profesional a trabajar en proyectos que requerían de experimentación en animales y comprobar que eso no era lo mío, decidí trasladar mis estudios a una investigación más aplicada y cercana al paciente.
Así fue como inicié mis investigaciones en un nuevo campo: el de la inmunología. Mi propósito era poner al servicio de la ciencia mis conocimientos, para poder avanzar en el estudio de una enfermedad rara llamada Síndrome Hemolítico Urémico (SHU).
Para ponerte en contexto te haré una pregunta: en caso de una infección, por ejemplo, ¿cómo es posible que el sistema inmune únicamente se active frente a los microorganismos invasores y no lo haga contra las células de nuestro propio cuerpo? ¿Cómo discierne entre lo propio y lo ajeno?
De forma muy resumida te diré que en nuestro cuerpo existen unas proteínas que son capaces de reconocer a nuestras propias células y de unirse a ellas. Podríamos imaginar que son cómo una etiqueta que le indica al sistema inmune que esa célula no supone una amenaza. Es como un gran cartel de “NO TOCAR”.
En el caso de células cancerígenas o de microorganismos patógenos, o sea, capaces de causar enfermedades, como por ejemplo virus o bacterias, las susodichas proteínas no se adhieren a ellos. El resultado es una activación del sistema inmune para defender y eliminar del organismo a esos agentes “intrusos” o no deseados. Ingenioso sistema ¿verdad?
Pues bien, en esta enfermedad rara, el SHU, debido a alteraciones genéticas, entre otras causas, hacen que las proteínas reguladoras del sistema inmune no sean capaces de adherirse y de proteger de forma eficiente a las células del propio organismo. Las consecuencias, como te puedes imaginar, conllevan que el propio sistema inmune, ahora descontrolado, cause daño a algunas células de la persona aquejada de esa enfermedad, siendo el riñón la víctima principal de esta patología, aunque otros órganos pueden también verse afectados.
El laboratorio dónde tuve la suerte de trabajar, durante más de ocho años, resultó ser un centro de referencia a nivel mundial en el estudio de dicha patología. Este hecho implicaba que periódicamente recibíamos muestras de pacientes de todo el mundo.
Aún recuerdo la responsabilidad que sentía al coger con mis manos los numerosos tubos de sangre de esos pacientes para analizarlos. No había lugar para el error ni la vacilación: las muestras debían procesarse y estudiarse a la mayor brevedad y de forma impecable.
Os puedo asegurara que definir las causas de una enfermedad multifactorial, como es el caso del SHU, es tremendamente complejo ya que éstas suelen ser una combinación de diversos factores como por ejemplo factores genéticos, ambientales (ingesta de algún medicamento, estrés, infecciones…) entre otros.
En el caso del SHU era tremendamente importante hallar marcadores genéticos, metabólicos y proteómicos que nos permitieran conocer más sobre las causas de esta enfermedad. Esta información resultaba vital para conseguir un diagnóstico precoz de la patología, en aras de evitar que los daños sufridos por los pacientes, sobre todo en el riñón, fueran irreversibles. Además, toda la información científica recabada resultaba de utilidad para poder establecer terapias adecuadas a los pacientes que presentaban este tipo de alteraciones.
Para no alargarme, os resumiré diciendo que esta etapa de mi carrera fue muy prolífica a nivel científico, teniendo como resultado varias publicaciones en revistas de alto impacto y la realización de mi tesis doctoral, además de formar parte de un gran equipo de investigación.
De entre todas las experiencias vividas durante esta época me quedo con la gratificante sensación de saber que el resultado del trabajo realizado tuvo el potencial y la capacidad para mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Sin embargo, no te creas que todo el monte es orégano. Investigar no es tarea fácil, sumado al hecho de que detrás de todo logro suele haber una historia de fracasos y perseverancia. En mi caso, tuve que superar épocas complejas que requirieron de ingenio para despejar la niebla del desánimo.
En mi próximo post, me gustaría compartir contigo esa etapa de mi carrera llena de retos, fracasos y desaliento, por si diera la casualidad de que te halles en un momento similar en tu carrera, es decir poco prolífico, e incluso sobrevuele por tu cabeza la idea de tirar la toalla.
Y para inspirarte te comparto un pensamiento:
“Antes de rendirte, piensa en lo cerca que puedes estar del éxito. Tal vez, sólo te baste con extender tu mano para acariciarlo”
Audioblog
Foto cedida por Ahmad Ardity en Pixabay.