MIS EXPERIENCIA EN EL LABORATORIO – PARTE IV

MIS EXPERIENCIA EN EL LABORATORIO – PARTE IV

PARTE IV ¿LA SERENDIPIA FORMA PARTE DE LA INVESTIGACIÓN?

Investigar implica adentrarse en la niebla de lo incierto armado únicamente con la voluntad, la intuición y el conocimiento, sin saber lo que aguarda al otro lado. Tal vez nada, o tal vez todo. Y este punto se olvida muy a menudo. No todas las investigaciones y los proyectos obtendrán grandes resultados. No obstante, esto no supone un fracaso en absoluto si se enfoca de una forma productiva. Tal vez esos estudios sienten las bases y los cimientos sobre los cuales se construirán proyectos que sí llegarán a tocar esos logros y resultados inicialmente perseguidos. Al menos así se investigaba cuando yo estudiaba en la facultad; por aquel entonces se financiaban proyectos que generaban conocimiento por el conocimiento, lo que se llama ciencia básica. Hoy en día la cosa ha cambiado mucho, ya que la escasez de financiación y de los medios de los que se disponen para investigar, obligan a unir irremediablemente financiación y resultados comercializables, cueste lo que cueste. Resulta imperativo obtener resultados que justifiquen la inversión. Aquí planteo una pregunta: ¿un resultado negativo o el hecho de no obtener resultados se considera un resultado per se? Esto lo abordaré en otro momento, ahora me centro en lo que venía a contarte hoy.

Como te comentaba en el Post anterior de esta serie, te quería compartir mis experiencias vividas durante mis años de doctoranda, es decir previos a obtener mi tesis doctoral, durante los cuales atravesé épocas tremendamente complicadas llenas de retos, muchos de ellos derivados de una infructuosidad a la hora de obtener resultados de valor en mis investigaciones. 

Cuando se atraviesa una época de crisis, tarde o temprano, es menester enfrentar el dilema de si seguir adelante y rebuscar en el ingenio para solventar el obstáculo o, por el contra, optar por tirar la toalla y rendirse al fracaso. 

Tras varios meses de estudio en la búsqueda de nuevas causas genómicas y proteómicas de una enfermedad rara llamada Síndrome hemolítico urémico, de la cual te hablé en mi post anterior, mi impotencia iba en aumento al ver cómo caían las hojas del calendario y los meses de mi beca doctoral mermaban drásticamente, sin obtener ninguna conclusión interesante, ni relevante, ni tan siquiera alentadora con la que nutrir mi tesis doctoral. Ni tan sólo tenía algo que me marcara el camino a seguir… 

Me obsesioné tremendamente con mi falta de éxito, me dejé seducir por la desesperanza, mientras sentía angustia por la flaca salud de mi financiación… Todos estos factores sólo consiguieron una cosa: mermar aún más mis capacidades como investigadora. Por si esto fuera poco, tuve que observar como mis compañeros publicaban en las mejores revistas, e iban a congresos a presentar sus resultados. ¿Pero qué pasa conmigo? ¿Será que hay algo que no estoy viendo? ¿Qué se me está escapando? Fueron algunos de mis pensamientos ante tan desoladora situación. Lo que sí recuerdo es que en ningún momento se me pasó por la cabeza rendirme. 

Aún recuerdo las palabras de mi profesor de genética: “una parte de la ciencia es suerte”. 

-“¿Suerte? ¿Qué tendrá que ver aquí la suerte” -me dije al escucharlo. 

Como recién licenciada, estaba, sin duda, demasiado cegada por el poder y la utilidad de la ingente cantidad de datos y conocimientos que había tenido que almacenar y memorizar a lo largo de los años de carrera, como para incluir ese modesto factor en la ecuación. 

Créeme si te digo que la Serendipia forma parte de la investigación. 

Muchos hallazgos en investigación se han obtenido por azar. Por ejemplo, el profesor Röetgen descubrió los rayos X por casualidad… o eso me han contado Bio y Techno, personajes de mi libro “El secreto adamantino”, los cuales tuvieron la oportunidad de descubrir este hecho de primera mano.

Volvamos a la época que te narraba antes, en la cual estaba inmersa en el pozo de la improductividad más desoladora. La búsqueda de nuevas causas genómicas y proteómicas seguían siendo infructuosa cuando apareció un hallazgo que lo iluminó todo a su alrededor como si fueran fuegos artificiales. Se trataba de unas proteínas que descubrimos por azar y que estaban relacionadas con el tema principal del estudio. Resultó que contenían información clave para entender mejor el mecanismo causante de dicha patología. ¡Bendita serendipia! Fue entonces cuando esa época de sequía, de infertilidad científica se terminó abriendo paso a una inmensa cantidad de posibilidades, de experimentos, de ideas, de logros, de proyectos, de artículos, de publicaciones, que nunca habría alcanzado de haber cedido al desaliento y al pesimismo. Cuando persigas una meta y decidas rendirte recuerda esto: no sabes lo cerca que estás de la meta. Tal vez ésta se encuentre a la vuelta de la esquina.

La incertidumbre, no solo a nivel científico sino financiero, hacen que la carrera investigadora sea tremendamente precaria y nada valorada al menos en este país. Incluso me han llegado a decir que investigar era una especie de hobby, o “qué suerte tienes de poder investigar, aunque cobres tan poco” … sin comentarios. Y es que, en definitiva, el que investiga lo hace por vocación, por pasión, por hacer un mundo mejor, pero la recompensa es tremendamente escasa: becas mal pagadas, incertidumbre, precariedad, poco interés social. Las consecuencias ya se empiezan a sentir en el mundo de la ciencia ya que cada vez menos jóvenes quieren dedicarse a la investigación y muchos abandonan la ciencia tras el doctorado. Tal vez no parezca una situación alarmante, pero sin duda lo es. Sin innovación no hay progreso y nos quedaremos de nuevo a la cola del mundo como nos pasó con el proyecto Genoma Humano. 

Es menester que cambiemos esta situación, que se empiece a cuidar más a la ciencia y a los que la hacen posible. 

Por este motivo quiero dedicar mi próximo Post a conversar, en una tertulia grabada, con varias personas inmersas en el mundo científico para compartir nuestras experiencias con todos aquellos que queráis acercaros a escuchar. En esta ocasión, comentaremos los pros y los contras de realizar una tesis doctoral, las experiencias que se esconden tras ese camino y qué otras opciones existen lejos del doctorado para vivir la ciencia, entre otras muchas reflexiones.

¡Gracias por leerme!

¡Te espero en mi próximo post! 

AudioBlog

Foto cedida por SplitShire en Pixabay.

#elsecretoadamantino #lectores #libros #lector #escritora #tertulia #conversaciones #cynthiabarrategui #literatura #ciencia #divulgación #novela #ficción #intriga #book #books #booklover #instabook #leer #novedad #Lovebooks #nuevogenero #investigacion #ciencia #precariedad #retos #superacionpersonal #serendipia