VIVIR EN PLENITUD

VIVIR EN PLENITUD

Hace unos días tuve que decirle adiós a una de mis gatas, tras pasar casi 18 años juntas, compartiendo alegrías y momentos complejos. Mi objetivo con estas líneas no es otro que el de compartir un momento vital y no el de ahondar en la pena que dejó su marcha. 

Esos últimos momentos, cuando ya sabíamos, mi gata y yo, que teníamos que separarnos, lejos de estar llenos de angustia y de pena, se tiñeron de calma, paz, gratitud y amor. Con su cabeza, apoyada con ternura sobre mí, me dio las gracias por todo lo vivido, y me transmitió un amor inmenso y una enorme calma. Todas estas sensaciones tan placenteras vinieron a su encuentro porque había vivido con plenitud su gatuna vida. 

Y aquí reside el mensaje sublime de esta historia. 

Mi gata llegó a mi vida a través de la adopción, gracias a la extraordinaria labor de una de las asociaciones de acogida de animales abandonados llamada “Madrid Felina”. Antes de adoptarla me pusieron sobre aviso, ya que era una gata con un pasado bastante complicado, plagado de maltratos por parte de sus anteriores dueños, abandono y hasta episodios de vagabundeado por las calles durante bastantes meses y diversas visitas a basureros y muladares en busca de comida para su subsistencia. Cualquiera podría deducir que, con todos estos antecedentes, el animal tuviera un carácter huraño, áspero y esquivo el resto de su vida, vamos que tuviera malas pulgas, por resumir, ¿no es cierto? Pues, todo lo contrario, tuvo la valentía de enfrentar sus miedos y convertirse en uno de los animales más cariñosos, dulces, protectores y sublimes que he tenido el placer de encontrarme en mi camino. Y es que esta felina, a pesar de haber sufrido tanto en el pasado, tuvo la osadía de abrirse al amor, dejando que este empapara su vida por completo, tras ser adoptada por mi persona.

Muy probablemente en su fuero interno, al inicio de conocernos, resonaron las palabras que todos conocemos bien ya que alguna vez nos las hemos dicho a nosotros mismos: “yo ya no me fío de nadie, porque he tenido malas experiencias en el pasado”. ¿Nos suena de algo? Estos pensamientos, nada alentadores, nos llevan por un yermo camino que conduce, a mi modo de ver, a abrazar con fuerza el miedo al cual divisamos como un escudo protector y fiable que nos evitará ser lastimados o heridos de gravedad en el futuro. Pero este miedo, el cual resulta ser lo opuesto al amor, lo único que conseguirá es anestesiar la esencia misma del ser humano, adormecer nuestra luz y empequeñecer nuestro existir, volviéndonos fríos, distantes, intolerantes y críticos feroces de las hazañas de otros, tal vez porque nos recuerdan, osados ellos, nuestra propia cobardía al no haber enfrentado nuestros temores en aras de perseguir nuestros sueños.

Amar sin miedo y dejarse querer sin reservas, aún a sabiendas que la herida ronda la condición humana cuando ésta se muestra vulnerable

Vivir una vida plena, prestar oídos al instinto y a la intuición, mostrarse tal y como se es, abrazar los defectos para potenciar las virtudes, trabajar la coherencia y el respeto, hacia uno mismo y hacia el otro, cultivar la bondad, …hay tantas cosas que componen y conducen a una vida en plenitud

Esa plenitud nos brinda la posibilidad, al llegar ese momento de devolver el saldo de vida que se nos dio al nacer, de hacerlo envueltos en calma y sosiego, conscientes de haber vivido con mayúsculas y sentido entre exclamaciones. 

¡Feliz viaje!

Audioblog/Podcast

#vivirenplenitud #experienciapersonal #gratitud #gatos #despedida #salud #cynthiaabarrategui