¿QUÉ MUEVE A UNA CIENTÍFICA A ESCRIBIR UNA NOVELA DE FICCIÓN?

¿QUÉ MUEVE A UNA CIENTÍFICA A ESCRIBIR UNA NOVELA DE FICCIÓN?

A todos nos gusta que nos cuenten historias…

Unos dicen que no saben por qué escriben ni tan siquiera quieren descubrirlo, otros lo hacen por el mero sentimiento de que es su deber, en otros casos lo hacen movidos por el amor a las palabras y, por extensión, por amor a la lectura. En otras ocasiones es el anhelo de parecerse a los autores admirados lo que impulsa a la creatividad literaria, y más de uno afirma que es lo único que sabe hacer, pudiendo ser también un camino para llegar a dedicar libros. 

Resulta sin duda un medio maravilloso para contar y compartir historias o podría ser un puente hacia la admiración, o una forma de acariciar el placer. La palabra escrita le da voz a personas que, de otra forma, nunca la tendrían, y así convertirse en un aliado para denunciar situaciones a veces inverosímiles. Tal vez se escondan, entre las letras, sentimientos como la rabia, la culpa o la indignación y es posible que se trate de una forma de entregarse a la pasión, rendirse a lo irremediable o como antídoto a la monotonía. Esas letras pueden expresar amor y respeto, ser un vehículo para el humor, una forma de vivir otras historias y de ponerse en los zapatos de otro, o, tal vez, sirva como desafío o como forma de vida.

En mi caso, siento como si, flotando por mis venas junto a mis glóbulos rojos, glóbulos blancos y demás actores sanguíneos, hubiera miles de letras esperando a ser llamadas por las yemas de mis dedos para salir a través de las teclas de mi ordenador o de la pluma que empuño, para formar palabras las cuales compondrán una historia. 

Escribir me apasiona, me llena de gozo y se ha convertido irremediablemente en una función tan vital como respirar, resultando imposible que transcurra un solo día sin crear algo nuevo. 

Escribir es mi vehículo para compartir conocimiento, hacer la ciencia fácil, cercana, divertida, amena y, por supuesto, útil para todo el mundo, independientemente de su edad y de su clase social. Soy de la opinión que, si la ciencia no se entiende, no se disfruta, se asemeja a un café descafeinado que no goza de toda su esencia… algo falta.

La palabra escrita me permite transformar información útil y necesaria, otrora sepultada entre tecnicismos y demás vericuetos del lenguaje, en un mensaje sencillo y fácil de entender por todo el mundo. Todo esto con el firme objetivo de que el que lee pueda usar ese conocimiento para potenciar su propia grandeza y aprender a cuidarse y a quererse y, por añadidura, pueda poner en valor todo lo que tiene a su alcance como transporte directo hacia la dicha y el autoconocimiento. 

Es también mi intención provocar la risa, incluso alguna carcajada, en el lector o en la lectora al compartir las vivencias y ocurrencias de los personajes que habitan entre las páginas de mi libro, los cuales tienen, ya adelanto, una personalidad bien definida y, en algunos casos, que roza la cabezonería.

En definitiva, escribo como medio, o al menos eso anhelo, de cuidar en la lejanía a todo el que se adentre en mi prosa.

Aquí os dejo un pequeño vídeo extraído de la Merendola que compartí con mi buen amigo y gran fotógrafo Javier Bedrina dónde os cuento lo que me impulsó a escribir mi primera novela de divulgación científica “El secreto adamantino”

AudioBlog

Foto cedida por © Javier A. Bedrina – www.bedrina.com