Menos plásticos, por favor – Parte II

Menos plásticos, por favor – Parte II

Parte II – ¡Seamos parte de la solución!

En el post anterior, analizamos la desalentadora situación del planeta en relación a la contaminación plástica, en esta ocasión abordaremos qué podemos hacer para paliar esta situación, ya que, si cada individuo está contribuyendo a crear esa realidad, también puede hacer algo para cambiarla. 

Como ya te dije en la primera parte, si bien, la mejora de la gestión de los residuos plásticos generados está en manos de gobiernos y entidades públicas, la capacidad de reducir drástica y definitivamente la cantidad de dichos residuos está, de manera directa y evidente, en manos de los ciudadanos y consumidores.

Usemos la lupa de la consciencia para escudriñar cuáles de los hábitos de un hipotético consumidor inconformista no están en sintonía con la salud del planeta. ¡Vaya! Sin duda, su consumo de plásticos de un solo uso tiene un amplio margen de mejora: su dispendio plástico cuenta con un sinfín de botellas y bolsas con y sin asas, bastoncillos para los oídos, diversos tipos de envases de comestibles y productos de limpieza, bandejas de poliespán… ¿realmente necesita consumir todo esto?

Armémonos con la espada del optimismo y el escudo de la determinación, y ayudemos a este ciudadano en su tarea. 

Algunos de sus viejos hábitos han venido para quedarse como, por ejemplo, separar correctamente los residuos y tirarlos al contenedor adecuado, para contribuir a que se recicle ese 30% (siendo optimistas) de plásticos, además de no tirar nada al suelo -para eso están las papeleras y los bolsillos, para guardar los residuos a buen recaudo hasta poder depositarlos en el contenedor correspondiente- y, por supuesto, cumplir con la regla de las tres “P” relativas al inodoro; a saber: al WC, sólo Papel, Pipí y Popó, evitando tirar otros objetos no biodegradables que atascan el sistema de alcantarillado y terminan contaminando el mar, como es el caso de bastoncillos, compresas, toallitas húmedas, colillas, …cuyo destino debería ser el cubo de basura. 

Nuevos hábitos llegan a su vida para ayudarle a reducir su consumo de envases: ahora utiliza productos a granel y visita asiduamente el establecimiento cercano a su casa llevando consigo envases de droguería vacíos destinados a ser reutilizados y rellenados con diversos tipos de detergentes para el hogar y productos de higiene corporal. El resultado: cero residuos plásticos. 

-Parece que esto va bien -piensa nuestro alentado consumidor sentado en su trono de la proactividad antiplástica-. Veamos, ¿ahora qué? Minimizaré mi consumo de bolsas de plástico; ¡Perfecto! Para ello, adoptaré dos nuevos hábitos. El primero es adquirir bolsas de algodón orgánico de diversos tamaños. A tal efecto, los productos que, hasta entonces, la frutera o la dependienta de la panadería metían en una bolsa de plástico, ahora se acomodan en sus nuevas bolsas de tela. Bolsas reutilizables, gran idea, n’est ce pas? Comentar que éstas causan tremendo furor entre la clientela y los dependientes que preguntan, cada vez más asiduamente, -¿dónde se pueden comprar estas bolsas tan monas?-. Es sorprendente descubrir lo fácil que es compartir hábitos con otros, y verlos motivados a adquirirlos. 

El segundo cambio es llevar tápers propios a las tiendas de comestibles. -Hoy compraré calamares, lenguados y una sepia; pues llevo tres tápers -comenta para sí el proactivo consumidor frente a su lista de la compra. El resultado de este nuevo hábito es que las bolsas de plástico de un solo uso, en las cuales le despachaban cada tipo de producto marino, ahora son reemplazadas por un táper, es decir por un recipiente reutilizable. Una sugerencia: usa siempre la misma bolsa de rafia para meter los tápers cuando vayas a la pescadería; éstos siempre tienen un cierto olor a mar, que es mejor no mezclar con otros alimentos. En la carnicería, el mismo modus operandi: un táper por cada producto a adquirir en dicho comercio. Las dependientas se divierten eligiendo qué ponen en cada recipiente, bajo las atentas miradas del resto de clientes. Y ojo el día que el olvido hace de las suyas: -¿Qué pasa hoy que no traes los tápers? -reprenden las dependientas. 

¡Qué fácil es cambiar los hábitos cuando hay voluntad! De hecho, cada vez es más normal que la clientela lleve sus propios recipientes o bolsas reutilizables al mercado local o al supermercado. Este sistema tiene otra ventaja, y es que, al llegar a casa, la compra ya está lista para ser almacenada en la nevera o en el congelador; además de no generar residuos plásticos, se ahorra tiempo en la gestión de la compra. ¿No es alentador? 

Orgulloso y motivado, nuestro consumidor modelo decide contabilizar el impacto de sus nuevos hábitos: la cifra asciende a 1200 bolsas de plástico menos al año. A priori este número no impresiona demasiado, pero si al menos 1000 personas llevaran a cabo este ahorro, se dejarían de generar, tirar y tener que reciclar 1.200.000 bolsas. ¡Esto ya es otra cosa!

Escucha, ¿oyes eso? Es el mar respirando un poco más gracias a estos sencillos y banales cambios de hábito. El mar nos da de comer, baña nuestros cuerpos en verano refrescándolos del calor y, además, absorbe parte de las emisiones de dióxido de carbono, evitando así que aumente la temperatura del planeta y mejorando la calidad del aire que respiramos. ¿No merece, por ello, nuestro respeto y cuidado? Como dice el video de “Nature is speaking” dedicado al océano, cuya visualización te recomiendo, “si la naturaleza se desequilibra y enferma, la humanidad no sobrevivirá”. La realidad es esta: la naturaleza no necesita a la humanidad, pero la humanidad sí necesita a la naturaleza”. 

¿Nos ponemos manos a la obra? 

En el vídeo que tienes a continuación, podrás encontrar más datos acerca de la gestión de residuos y otras iniciativas para reducir nuestro consumo de plásticos.

El mensaje final del vídeo hace referencia a la importancia de reconectar con el medio como forma para cuidar de los ecosistemas y favorecer ese equilibrio natural tan delicado pero imprescindible. Mensaje que enlaza con mi próximo podcast en el cual hablaré con un experto en biodiversidad y comentaremos como podemos reconectar para cambiar esta situación y cuidar más de nuestro entorno y, en consecuencia, de nosotros mismos. ¡No te lo pierdas!

Fotografía cedida por alleksana en Pexels.

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Vídeo con hábitos para reducir nuestro consumo de plásticos de un sólo uso

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