LOS SECRETOS TRAS EL SECRETO ADAMANTINO- PARTE III

LOS SECRETOS TRAS EL SECRETO ADAMANTINO- PARTE III

VALORAR LO QUE TENEMOS PARA TOCAR LA FELICIDAD

Bien es sabido que la felicidad reside en saber valorar lo que se tiene en lugar de mirar hacia lo que nos falta. 

Pues uno de los propósitos que guardan las páginas de “El secreto adamantino” es precisamente ese: ayudarnos a valorar más lo que tenemos a nuestro alcance

Por poner un ejemplo: ¿Consideramos a nuestro cepillo de dientes un avance tecnológico y científico? ¿Sabemos la suerte que tenemos de poder tener uno? 

Yo reconozco que, hasta hace relativamente poco tiempo, miraba a mi cepillo de dientes con un cierto desdén dando por sentado que, en todo cuarto de baño, debía haber un utensilio tan insustancial. Pero lo cierto es que millones de personas no han podido disponer de uno: en unos casos porque el invento aún no había visto la luz, en otros debido a su alto precio, al ser considerado un objeto de lujo, o bien por falta de disponibilidad. 

Ni os tengo que explicar las graves consecuencias de no tener una correcta higiene dental. Seguro que no os sorprenderá si os digo que hasta un útil tan banal como nuestro cepillo de dientes guarda sus secretos. No os desvelaré nada que contenga el libro para que lo podáis descubrir por vosotros mismos, sólo mencionar que un buen cepillado dental requiere de tiempo y esmero. Esmero para usar dicho utensilio en nuestro beneficio, evitando causarnos involuntariamente lesiones indeseadas. Aquí resulta vital conocer la forma en que está diseñado nuestro cuerpo, en este caso en concreto, nuestros dientes. Con esa información en nuestras manos, nos será mucho más fácil entender como funciona nuestro organismo y podremos cuidarlo de una forma eficaz.

Y todo lo que está hecho con esmero requiere su tiempo. El tiempo enlaza con la necesidad de buscar un rato al día para cuidarnos a nosotros mismos. ¿Cuánta gente da lo mejor de sí para ayudar a los demás, pero se olvida, de forma sistemática, de cuidarse? En esta sociedad del “todo rápido”, del “todo ahora” y en la cual vivimos más de cara a la galería que cuidando y respetando nuestra única y excepcional forma de ser, resulta vital pararse, respirar y decir “este ratito es para mi” …para escucharme, mimarme y descubrirme. El otro día, un lector me dio una tremenda alegría al decirme “Gracias a tu libro he empezado a buscar un rato al día para dedicármelo a mí, y es que hacía mucho tiempo que no salía al jardín a pasar el rato”. 

Me gustaría terminar con una reflexión: ¿alguna vez, al abrir el grifo, habéis pensado en lo afortunados que sois?

Girar la llave y ver como cae ese valioso y fundamental líquido transparente es un acontecimiento encomiable. Cientos de millones de personas no cuentan con este lujo; muchos de ellos deben recorrer largas distancias para conseguir agua potable, que tienen que cargar a cuestas en bidones hasta sus hogares. 

Valorar lo que tenemos para tocar la felicidad.

Foto cedida por © Javier A. Bedrina – www.bedrina.com