Agua, ¿quién quiere agua?

El título de este post “Agua, ¿quién quiere agua?” viene a hacer un llamamiento a tiempos pasados en los cuales, el antedicho líquido, solía viajar a lomos de bestias, carros o seres humanos, teniendo predilección por los hombres, desde las fuentes hasta los hogares que reclamaban sus servicios, no conociendo aún cañerías ni otras formas más rápidas y equitativas de llegar a las casas o a los edificios. 

Sirvan, así, estas breves palabras como mención al olvidado mundo de los aguadores y de las aguadoras, al cual podemos sumarle, los vendedores ambulantes. Estos dependientes destacaban entre la vorágine urbana al ser los únicos elementos estáticos entre tanto ir y venir de gentes, carros, animales y olores. Sentados en sus banquetas, con un botijo a sus pies y el cazo medidor en la mano, aguardaban a los sedientos viandantes y, de vez en cuando, clamaban para atraer a su clientela al conocido grito de “Agua, ¿quién quiere agua?”.

Entonces se cuidaba de cada gota de agua con excesivo mimo, al tenerse muy presente su valor. Algo bien distinto ocurre en los tiempos actuales. Ahora la dejamos escapar sin mayores problemas ni miramientos, sin tener en cuenta que el agua es como el tiempo, toda la que dejemos escapar, no volverá jamás, ni a nuestras casas, ni a nuestra sed ni a nuestras plantas.

Aquí viene a completar estas ideas, la frase que le he pedido prestada por un momento al señor Benjamin Franklin: “Cuando el pozo está seco, sabemos el valor del agua”. 

Y es que mi intención en este post de hoy es la de compartir contigo algunas reflexiones acerca de nuestra relación con este bien tan preciado, el agua, y poner el foco en nuestro papel como sociedad, como humanidad, que bien parece un mal o una mala estudiante que suspende año tras año, mes tras mes, y día tras día, la asignatura del cuidado y de la conservación del agua que fluye y enriquece su entorno.

En este vídeo que ahora sigue, un testimonio y algunos gestos modestos y al alcance de todas las manos, vienen a ayudarnos en la urgente empresa de mantener llenos los pozos e hidratadas las gargantas. 

Y como toda sociedad es la suma de cada individuo que la compone y el resultado de sus acciones, si tienes trucos, rutinas o claves para hacernos más sabios en esto del “ahorro hídrico”, te agradezco que los compartas con todos nosotros, porque cada idea cuenta a la hora de respetar y de cuidar de nuestro entorno.

¡Espero que disfrutes de este vídeo! Y ojalá sirva para ¡¡cambiar rutinas!!

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